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viernes, 22 de mayo de 2015
Joseph Blatter se apresta a otra reelección en la FIFA
5:49 a. m. by LUIS FELIPE ACEVEDO NÙÑEZ
GINEBRA, Suiza. Por primera vez las elecciones
en la FIFA están libres de acusaciones de compra de votos. En esta
ocasión, las denuncias son innecesarias.
Joseph Blatter previsiblemente será reelegido el
29 de mayo como presidente del organismo rector del fútbol mundial por
quinto periodo, en un proceso que parece un mero formalismo.
Blatter tiene tan segura su permanencia en el
máximo cargo que no publicó programa de gobierno, declinó debatir con
sus contrincantes y rara vez habló ante la prensa mundial.
"No estoy haciendo campaña", declaró Blatter en
marzo en una conferencia de prensa en la FIFA a la que asistió de manera
obligada. "He cumplido 40 años en la FIFA y durante 17 he sido
presidente del organismo. Este es mi programa de gobierno".
Tres contrincantes aparecieron en enero: el
príncipe Ali bin al-Hussein, de Jordania; el ex futbolista portugués
Luis Figo y el directivo holandés Michael van Praag.
Sin embargo, el holandés se retiró el jueves de la contienda y dio su apoyo al príncipe Ali, vicepresidente de la FIFA.
Con su autoexclusión, Van Praag puso de relieve la imposibilidad de restarle solidez al apoyo firme que tiene Blatter.
"Quien quisiera hacer esto adecuadamente tendría
que haber comenzado hace dos años (a hacer campaña)", declaró en marzo
Van Praag, presidente de la federación holandesa de fútbol, en Viena.
El resultado ya era evidente desde febrero de 2014
cuando Blatter dejó entrever que se postularía para la relección. Dijo
en cierto tono socarrón que "no diría que no" si se lo solicitara una
gran parte de las 209 federaciones integradas en la FIFA.
Y así ocurrió.
A pesar de los escándalos y las acusaciones que
han rondado a menudo a la FIFA, las federaciones votantes han mostrado
poco deseo de que haya cambios en la cúpula.
La familiaridad con Blatter ha fomentado la
tolerancia. Blatter fue el principal administrador de la FIFA y por lo
tanto fue el principal contacto para los miembros durante 17 años, hasta
su polémica primera elección en 1998.
Durante el mandato de Blatter como presidente, la
FIFA superó su crisis financiera en 2001 y acumuló un fondo de reserva
de 1.500 millones de dólares que va en aumento.
La FIFA tuvo ingresos por casi 5.000 millones de
dólares directamente de la Copa del Mundo de 2014 y recompensó
equitativamente bien a todos los 209 miembros.
La federación isleña más pequeña en el Caribe o en
el Pacífico sur recibió el mismo bono que Alemania, campeona de la Copa
Mundial: un total de 1,05 millones de dólares provenientes de las
ganancias del máximo torneo de la FIFA.
Cada miembro tiene igual poder de voto en el
congreso cuando se efectúan cambios a las normas de la FIFA o para
elegir al presidente del organismo, a lo que contribuye cada federación
cuada cuatro años en Zurich.
La FIFA paga los gastos de cada delegación de tres
personas proveniente de cada uno de los 209 miembros que asisten a la
elección en la ciudad sede de la FIFA, una de las más caras del mundo.
Blatter también ha logrado tener a su favor a la
mayoría de los electores de cinco de las seis confederaciones
continentales de la FIFA. Incluso en la UEFA tiene grupos de apoyo, en
especial en la esfera de influencia rusa.
Como ya pasó el plazo para la presentación de los
candidatos, cuatro confederaciones que celebraron sus asambleas anuales
impidieron a los oponentes de Blatter que pronunciaran sus discursos
formales ante los posibles representantes electores de la FIFA.
Los tres contrincantes estuvieron sentados y se
miraron en Asunción, Paraguay; El Cairo, Egipto; Nassau, Bahamas; y
Manamá, Bahreín, dentro del accionar democrático de la FIFA.
En tanto, el protocolo de la FIFA permitió a
Blatter pronunciar discursos en todas esas reuniones, sin que hiciera
referencia explícita a las elecciones. También se reunió con votantes
cuando asistió a la final de la Copa de Asia y de la Copa Africana de
Naciones.
Esta estrategia de no hacer compromisos oficiales
fue eficaz para Blatter, porque limitó posibles errores y no dio
plataforma a sus contrincantes para debatirlo.
La excepción fue la reunión anual de la UEFA en Viena.
Blatter tuvo un asiento en primera fila para
escuchar a su colega del comité ejecutivo, el príncipe Alí, que
describió a la FIFA como un organismo "autoritario", y Van Praag
mencionó el desorden, el nepotismo y la corrupción.
Hace cuatro años, el candidato rival fue el
presidente de una confederación, el entonces dirigente del fútbol
asiático, Mohamed bin Hammam, de Catar.
Bin Hammam desafió a su ex aliado después de más
de una década de supervisar donativos para proyectos de la FIFA por
decenas de millones de dólares, y meses después de contribuir a que
Catar obtuviera los derechos para organizar la Copa del Mundo de 2022.
Como había adquirido impulso, Bin Hammam parecía
un desafío auténtico hasta su caída debido a un escándalo de sobornos. A
los electores caribeños se les había entregado a cada uno 40.000
dólares en efectivo tres semanas antes del día de las elecciones.
En 1998, cuando Bin Hammam fue el principal
directivo que hacía campaña a favor de la primera elección de Blatter,
se dijo que ofrecimientos de 50.000 dólares a algunos electores
africanos que se hicieron en un hotel en París influyeron decisivamente
en el resultado. Bin Hammam también estuvo en el círculo interno de
Blatter para los comicios de 2002.
Blatter ha dedicado la mitad de su vida a la FIFA y
sus dirigentes, lo que dificulta desbancarlo del cargo. El presidente
de la UEFA, Michel Platini, uno de los mejores futbolistas en la
historia de Francia y una vez protegido de Blatter en la FIFA, optó por
no buscar el máximo cargo.
Cuando anunció en agosto su decisión de no buscar
la presidencia, Platini rechazó que una elección contra Blatter fue
"inganable".
Sin embargo, eso es lo que ese proceso parece ahora.
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