Muy lejos de sus oficinas en este inmueble de ladrillos, los infielders se desplazan del lado izquierdo al derecho en los diamantes de béisbol. Se bambolean para colocarse en posiciones que fueron especificadas para un bateador en particular.
Los peloteros ya no reciben instrucciones para que sigan el ejemplo de Ty Cobb, Babe Ruth o Christy Mathewson. La estrategia manda. Los conceptos tradicionales han quedado en evidencia en la era post esteroides, en la que el valor de los hits y carreras es más preciado.
"Esto es algo que ha alterado al béisbol en los últimos dos o tres años, y es totalmente radical", dijo Jed Lowrie, torpedero de los Astros de Houston, el equipo que más usó las formaciones especiales el año pasado.
Baseball Info Solutions, una firma de tecnología fundada en 2002, suministró datos a 21 de los 30 clubes de las Grandes Ligas en 2014, cada uno de los cuales busca sacar una ventaja. Las innovaciones digitales son elogiadas con la misma vehemencia con que un agente promueve al talento de su representado.
Nada es radical o se pasa del ridículo si es por una recomendación de los microcircuitos. Las propuestas no siempre funcionan, pero las posibilidades de éxito precipitaron que se adoptasen.
"Podría parecer un poco raro para la gente que lleva décadas viendo pelota", comentó Scott Spatt, una analista de BIS.
En abril pasado, los Cardenales de San Luis colocaron en el costado a sus cuatro infielders frente a Lucas Duda de los Mets de Nueva York cuando quedó con dos strikes en la cuenta. Bateó un rodado de dos piconazos al segunda base Mark Ellis, perfectamente posicionado en el bosque derecho, quien tiró a la inicial para un out fácil. Duda calcula que las formaciones le costaron 20 puntos porcentuales en su promedio.
Las formaciones podrían haber incidido en el resultado de la Serie Mundial. Datos de BIS persuadieron a San Francisco para colocar a Juan Pérez cerca de la raya y en lo corto del bosque izquierdo en el séptimo episodio ante Nori Aoki de Kansas City, un bateador zurdo de líneas. Cuando la pelota salió despedida tras el contacto con el bate, todo indicaba que caería en el rincón para un doble que hubiese remolcado la carrera del empate en el quinto inning. Fue un out. Madison Bumgarner entró en ritmo, y los Gigantes mantuvieron su ventaja 3-2 para ganar su tercer campeonato en cinco campañas.
"Una jugada, esa en particular. Una jugada puede marcar la diferencia entre ganar o perder la Serie Mundial, ya que hubiera empatado el juego", dijo el presidente de BIS Ben Jedlovec. "Hubieran seguido jugando por lo competitiva que fue esa serie".
En 2011, cuando el béisbol no había sido revolucionado por los datos, los equipos emplearon defensas especiales en 2.357 oportunidades, según BIS. Las formaciones se duplicaron a 4.577 al año siguiente, se dispararon a 8.180 en 2013 y alcanzaron las 13.296 la pasada temporada.
BIS escudriña cada juego tres veces para guardar cada detalle en su base de datos: la experiencia en vivo y luego dos veces en el día siguiente. Los equipos pueden adquirir informes personalizados o recibir la información sin análisis para que ellos mismos la estudien. Durante este invierno, BIS renovó su primer piso para añadir nodos y planea expandir su análisis a las menores de la Triple A.
"El bateador zurdo que daba hits con rodados ya no existe", dijo el mánager de los Atléticos Bon Melvin. "Ya no se puede, todos están parados ahí".
Con tanto desplazamiento, los jugadores defensivos se encuentran jugando en territorio extraño. Pedro Álvarez, Evan Longoria y Josh Donaldson estuvieron entre los antesalistas que completaron dobles matanzas en la segunda base,
"Dejó de ser inusual. Se ha convertido en un parte integral del juego", indicó Álvarez.
Pero para algunos managers, la revolución estadística debe someterse al análisis tradicional, con los ojos como la primera referencia.
"Algunas de esas cosas te dirán que había que poner un emergente por Babe Ruth, si es por cumplir estrictamente lo que te dicen los números", comentó el retirado piloto Jim Leyland. "Quedarías como un tonto".
Las formaciones especiales se han empleado desde los albores del béisbol, con publicaciones que se remontan hasta el año 1870 y mencionan a infielders que se movilizaban por todo el terreno.
Habitualmente, las formaciones se empleaban para maniatar a los zurdos, liderados por David Ortiz (505 apariciones al plato), Ryan Howard (453) y Chris Davis (400).
"Si pudiéramos forzar a David Ortiz a que bateara a la otra banda o tan sólo tocara la pelota, creo que sería un triunfo de la defensa", dijo Lowrie.
Los toleteros rechazan las recomendaciones de que deben tocar más la pelota o batear hacia la otra banda. La mentalidad en el béisbol sigue estancada en que los jonrones son lo más atractivo.
"Mi swing es mi swing y yo trato de no cambiarlo", dijo Albert Pujols, el bateador derecho que más veces fue objeto de defensas especiales, en 279 apariciones al plato. "Ellos creen que te están obligando a pensar en la defensa y en realidad te enseña cómo es que te van a lanzar. A larga eso me ayudará".
Ello deja a los equipos en busca de otro truco. Como ha sido durante siglo y medio, el péndulo en el béisbol eventualmente ha pasado de un lado al otro entre bateadores y pitchers que se ajustan a las innovaciones.
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