El miércoles, luego de una conferencia de prensa en la que fue anunciada la incorporación del abridor Max Scherzer, Lerner pensaba en grande. Después de todo, la rotación de abridores del equipo también incluye, al menos por ahora, a Stephen Strasburg, Jordan Zimmermann, Doug Fister y Gio Gonzalez.
Scherzer, ganador del premio Cy Young de la Liga Americana en 2013 con los Tigres de Detroit, fue adquirido con un contrato por 210 millones de dólares y siete temporadas.
"Si todos se mantienen sanos, creo que existe una posibilidad de que permitamos la menor cantidad de carreras en la historia de la Liga Nacional para un calendario de 162 juegos, lo cual es sorprendente", declaró Lerner, cuyo padre, Ted, es el propietario del equipo.
Entonces, que comience la especulación.
¿Quién será el abridor de su primer juego de la temporada, un honor que había recaído en Strasburg los últimos tres años? ¿Qué tan buena podría ser esta rotación?
Tal como estaba en 2014, el cuerpo de abridores de Washington lideró Grandes Ligas con una efectividad de 3.04.
¿Qué tan lejos pueden llevar estos lanzadores a los Nacionales, equipo que ganó la División Este de la Liga Nacional en 2012 y nuevamente la temporada pasada antes de quedar fuera en primera ronda de los playoffs en ambas ocasiones?
Y quizá más más intrigante, ¿mantendrá el gerente general Mike Rizzo al grupo intacto? ¿O terminará canjeando a alguien, quizá Zimmermann o Fister, que se pueden convertir en agentes libres luego de la próxima campaña?
Hasta que estas últimas dos preguntas sean respondidas, Rizzo comparte sin duda el entusiasmo de Lerner por la actual colección de brazos.
"Mediremos nuestra rotación con la de cualquiera en nuestra división, nuestra liga y quizá en el béisbol, y competiremos contra ellos", dijo Rizzo.
Por supuesto, las cosas no siempre marchan en el campo de la manera en que se avizoran durante el receso entre temporadas.
El estupendo grupo de lanzadores de los Bravos de Atlanta, que incluía a Greg Maddux, Tom Glavine y John Smoltz, ahora integrantes del Salón de la Fama, ganó sólo una Serie Mundial. Y los Filis de Filadelfia se fueron con las manos vacías tras reunir a Roy Halladay, Cliff Lee, Cole Hamels y Roy Oswalt.
Aun así, si ese es el debate en torno a los Nacionales actualmente, representa un cambio abismal respecto del sitio en que la franquicia se encontraba hace seis años.
Fue notorio escuchar la palabra "ganar" una y otra vez el miércoles en Nationals Park, donde la pizarra electrónica mostraba la frase "Bienvenido a D.C." para recibir a Scherzer y su esposa, y el diamante estaba cubierto de la ligera nieve del mediodía.
Este club perdió 100 juegos tanto en 2008 como en 2009 y tuvo problemas para atraer a las estrellas en la agencia libre, pero esa percepción ha cambiado.
"No hay duda de ello", añadió Rizzo. "Hemos tenido a muchas personas de muy buen béisbol. Hemos contado con muchos buenos profesionales. La cuestión en cuanto a ventas en comparación de hace cinco años y ahora es como el día y la noche. Sin duda no faltan jugadores que quieran estar con los Nacionales de Washington".
Ante la pregunta sobre las razones que lo llevaron a firmar con Washington, Scherzer respondió, "una: ganar. Creo que este equipo es capaz de ganar, y ganar mucho. Esta es una organización de la que quieres formar parte, cuando lo miras a corto y largo plazo".
El tamaño del contrato tampoco afecta.
Scherzer, de 30 años, se convirtió en agente libre después de pasar las últimas cinco temporadas con los Tigres, y ahora ha firmado el convenio más lucrativo en la historia de la liga para un pitcher derecho.
"Yo no juego este deporte por el dinero", aseguró Scherzer, que terminó 2014 con foja de 18-5 y efectividad de 3.15, un año después de registrar marca de 21-3 y efectividad de 2.90. "Pero al mismo tiempo, cuando uno recibe una oferta como esta, sólo puede asombrarse".
El trato incluye un bono de contratación de 50 millones de dólares, un récord, y distribuye los pagos durante 14 años, lo que reduce el valor actual y lo hace más apetecible para los Nacionales.
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