SANTO DOMINGO. El 11 de enero de 1948, hará el
domingo 67 años, la República Dominicana perdió la “crema y nata” de sus
beisbolistas, todos miembros del equipo Santiago BBC.
Ese día, una aeronave de Dominicana de Aviación se precipitó a tierra en las montañas de Río Verde (Yamasá), donde perdieron la vida 33 dominicanos, quienes regresaban de un intercambio en Barahona.
El conjunto de béisbol lo integraban Antonio Martínez, receptor; Pepillo Aybar, Bebecito del Villar, Ramón -Bombo- Ramos, Maximiliano -Puchulán- Rivera y Nando- Valerio, Manuel Enrique -Sancho- Tatis, Aquiles Martínez, Rafael Antonio -Papiro- Raposo, Antonio Dévora, Víctor -Papito Lucas- Saint Claire y Leonte -Yoyo- Hernández, infielders, y Pedro -Grillo A- Báez, quien era tercera base y mánager; Ventura -Loro- Escalante, Chito Álvarez y Alberto -Mimo- Estrella, jardineros.
Hoy como ayer, recuerdo eterno para los que siempre vivirán en el corazón de los deportistas dominicanos.
Lantigua sobreviviente
El único sobreviviente de la tragedia de Río Verde fue el receptor Enrique -El Mariscal- Lantigua, a quien me tocó tratar, y pasábamos horas y horas hablando de béisbol en el estadio de la UASD.
Lantigua sobrevivió, porque no hizo el viaje en el avión que se accidentó, sino que vino hasta el parque Independencia en un carro de la línea Studebaker.
Él era esposo de Laíta Balaguer, y cuando llegó frente al restaurante de Men el Chino, donde hoy está la banca de Llueve, para ir a su residencia en la calle El Número, los parroquianos que estaban en los alrededores lo tocaban, y hacían la señal de la cruz, y otros corrieron, porque les salió un muerto.
El Mariscal contaba esa anécdota “muerto de la risa”.
Nunca lo vi en un carro, siempre andaba en su bicicleta Hércules.
Lantigua, nativo de Santiago de los Caballeros, se inició jugando con los equipos Dunlop, Municipal y Sandino, de su ciudad natal. Con el último de estos equipos, participó en el campeonato profesional de 1929.
Militó durante más de 30 años con los Tigres del Licey, hasta que se produjo su retiro.
Ese día, una aeronave de Dominicana de Aviación se precipitó a tierra en las montañas de Río Verde (Yamasá), donde perdieron la vida 33 dominicanos, quienes regresaban de un intercambio en Barahona.
El conjunto de béisbol lo integraban Antonio Martínez, receptor; Pepillo Aybar, Bebecito del Villar, Ramón -Bombo- Ramos, Maximiliano -Puchulán- Rivera y Nando- Valerio, Manuel Enrique -Sancho- Tatis, Aquiles Martínez, Rafael Antonio -Papiro- Raposo, Antonio Dévora, Víctor -Papito Lucas- Saint Claire y Leonte -Yoyo- Hernández, infielders, y Pedro -Grillo A- Báez, quien era tercera base y mánager; Ventura -Loro- Escalante, Chito Álvarez y Alberto -Mimo- Estrella, jardineros.
Hoy como ayer, recuerdo eterno para los que siempre vivirán en el corazón de los deportistas dominicanos.
Lantigua sobreviviente
El único sobreviviente de la tragedia de Río Verde fue el receptor Enrique -El Mariscal- Lantigua, a quien me tocó tratar, y pasábamos horas y horas hablando de béisbol en el estadio de la UASD.
Lantigua sobrevivió, porque no hizo el viaje en el avión que se accidentó, sino que vino hasta el parque Independencia en un carro de la línea Studebaker.
Él era esposo de Laíta Balaguer, y cuando llegó frente al restaurante de Men el Chino, donde hoy está la banca de Llueve, para ir a su residencia en la calle El Número, los parroquianos que estaban en los alrededores lo tocaban, y hacían la señal de la cruz, y otros corrieron, porque les salió un muerto.
El Mariscal contaba esa anécdota “muerto de la risa”.
Nunca lo vi en un carro, siempre andaba en su bicicleta Hércules.
Lantigua, nativo de Santiago de los Caballeros, se inició jugando con los equipos Dunlop, Municipal y Sandino, de su ciudad natal. Con el último de estos equipos, participó en el campeonato profesional de 1929.
Militó durante más de 30 años con los Tigres del Licey, hasta que se produjo su retiro.
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