Abanicó a 15 bateadores y no dio bases por bolas, la mayor cantidad de ponches sin otorgar un pasaporte jamás vista en un juego sin hit ni carrera. Esa fue simplemente una hazaña sin precedentes para Kershaw en una impresionante campaña que figura como uno de los temas más destacados de Grandes Ligas en el 2014.
Haber ganado el trofeo Cy Young y el premio al Jugador Más Valioso el mismo año no fue un logro sin precedente, pero sí fue un paso más de Kershaw rumbo a emular una de las carreras más ilustres para otro zurdo de los Dodgers que terminó en el Salón de la Fama: Sandy Koufax. Al igual que Koufax en 1963, Kershaw exhibió tal dominio sobre el montículo que le valió ganarse el doble reconocimiento de Cy Young y JMV, apenas el 11mo pelotero en la historia de Grandes Ligas en lograrlo y el mayor motivo por el cual las 27 aperturas de Kershaw fueron parte significativa del panorama del béisbol en el 2014.
En otros aspectos, Kershaw fue capaz de eclipsar lo que Koufax - o cualquier otro pitcher- había logrado. Con efectividad de 1.77, Kershaw no sólo terminó con el mejor promedio de carreras limpias las Mayores desde el 2000 y en la Liga Nacional desde 1995, sino también que se adjudicó su cuarta corona de efectividad de ambas ligas de manera consecutiva, convirtiéndose en el primer lanzador en conseguir dicha hazaña.
Kershaw tuvo la racha más larga de victorias en la temporada con un 11mo juego que incluyó su no-hitter, y luego compiló una cadena de 41 entradas sin permitir carrera, igualando la quinta racha más larga en la historia. El zurdo también terminó con el mejor WHIP (bases por bolas más hits por inning lanzado) de las Mayores con 0.86 y seis juegos completos, quedando entre los primeros lugares en casi cada categoría de pitcheo a pesar de haberse perdido un mes.
Esta rara joya de temporada para un pitcher tuvo su clímax esa noche del 18 de junio. Kershaw lanzaba un juego perfecto hasta el séptimo inning, pero un tiro errado del campocorto dominicano Hanley Ramírez terminó con la perfección. Kershaw siguió dominando en grande y abanicó a Corey Dickerson de los Rockies para coronar la histórica jornada. A pesar de todos los ponches que recetó, solamente necesitó de 107 lanzamientos para completar el no-hitter.
Sus compañeros lo rodearon y el joven de 26 años de edad explotó en júbilo ante una multitud que no dejaba de ovacionarlo en el Dodger Stadium. La celebración se extendió hasta el clubhouse con una fiesta estilo postemporada. Esa noche Kershaw tocó el cielo.
"No he pensado acerca de las ramificaciones de todo esto, pero no subestimo la historia de esta hazaña", declaró Kershaw en aquel momento.
La marcha de Kershaw hacia un histórico 2014 continuó a partir de ahí. Tras perderse cinco semanas a principios de la campaña debido a una lesión en el hombro izquierdo, Kershaw arrancó a toda máquina en mayo y continuó su dominio hasta septiembre para guiar a los Dodgers al título de la División Oeste de la Liga Nacional. El zurdo fue nombrado Pitcher del Mes de la Liga Nacional en junio y julio, y para el final de una campaña con récord de 21-3 había mejorado su promedio de efectividad de por vida a 2.48, la mejor que se tiene registrada desde 1920 de parte de pitchers con un mínimo de 1,000 entradas y 100 aperturas.
Kershaw no pudo duplicar su dominio en la postemporada; el zurdo batalló en sus dos aperturas y los Dodgers fueron eliminados por los Cardenales en la Serie Divisional de la Liga Nacional. Pero lo que el serpentinero texano hizo durante la campaña regular lo coloca dentro de un selecto grupo de luminarias del béisbol que han ganado los dos reconocimientos individuales más cotizados del béisbol en una misma temporada.
La clase de campaña que Kershaw tuvo en el 2014 fue bien reconocida una vez que fueron entregados los premios en noviembre. Antes de ser galardonado con el trofeo Cy Young y el de Jugador Más Valioso por la Asociación de Cronistas de Béisbol de Estados Unidos, el zurdo también hizo historia al ganar tres premios Players Choice por parte de sus compañeros, incluyendo el reconocimiento como Jugador del Año de Grandes Ligas. Por supuesto, la cereza sobre el pastel de todos esos reconocimientos llegó en la forma de tres letras que todo pelotero desea ver junto a su nombre: JMV.
"No es para esto que jugamos, pero no lo tomo a la ligera", manifestó Kershaw. "Cuando los fanáticos corean M-V-P, es algo increíble. Te pone la piel de gallina. No sé si algún día podré acostumbrarme a todo eso".
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