De los 34 puntos que se disputaron en ese primer set, Murray solo ganó ocho. Dos fueron en el arranque mismo del partido, con Federer sirviendo 0-30. El tercer intercambio de la tarde fue un rally de 35 golpes, donde el escocés dejó en la red un revés paralelo. De triple break point de arranque, al comienzo de una caída interminable.
Federer ponía pocos primeros servicios en cancha, pero los ganaba todos. Y con el segundo no pasaba sobresaltos. Enfrente, todo lo contrario.
Con el quiebre para 2-0, Federer inició una racha de 14 puntos consecutivos, hasta 5-0. Murray no encontraba maneras para frenar los golpes y al mismo tiempo lo urgía la necesidad. Si se le iba el set, se le cortaba el camino en el torneo.
Nada frenó el pulso del partido. Ni siquiera el cierre mismo del parcial. Federer no bajó el ritmo y Murray no buscó alternativas ya sin la presión del resultado. La consecuencia: nuevos errores del escocés (totalizó 21, sobre 78 puntos jugados) y un trámite pragmático del suizo, que dominaba desde todos los sectores de la cancha.
En ese extraño marco se fue yendo el partido, que estuvo solo a un par de puntos de sellar un anecdótico doble 6-0. 0-5 en el segundo set, Murray consiguió anotarse en el marcador, pero solo tendría incidencia estadística.
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