El rendimiento de Manu Ginóbili. Los Spurs arrancaron fuera de ritmo, pero fue el escolta argentino quien levantó al equipo desde lo espiritual tras el mal arranque. Anímicamente, Ginóbili recuperó a San Antonio en el momento en el que LeBron James estaba encendido. Su planilla de 19 puntos, cuatro rebotes y cuatro asistencias es interesante, pero no muestra todo lo que hizo dentro de la cancha para empujar a su equipo en un pasaje difícil. Ganador por naturaleza, siempre. Hombre fundamental en el nuevo anillo de campeonato de Spurs, el cuarto en su cuenta personal. Para el recuadro: la volcada con mano izquierda, en la primera mitad, utilizando a Chris Bosh de espectador. Que pase el que sigue.
La protección de la llave de Spurs a partir del segundo cuarto. En el cuarto de inicio, San Antonio lució fuera de foco. Sin embargo, la defensa del conjunto de Gregg Popovich intensificó su trabajo de atrapes en el perímetro y de rotaciones adecuadas para alcanzar el nivel de los Juegos 3 y 4, algo que frustró al Heat y le quitó energía en momentos importantes. A partir del trabajo sin balón, los Spurs se hicieron fuertes en el otro costado para conseguir, por momentos, el nivel de excelencia de los últimos dos encuentros en el American Airlines Arena.
El rendimiento de Kawhi Leonard. Un merecidísimo MVP de las Finales de NBA. Tanto por su trabajo sin balón, defendiendo a LeBron James en toda la serie, como por su capacidad anotadora en el otro costado. Hace muchísimas cosas y todas las hace bien. Fue artífice fundamental en los últimos tres triunfos de San Antonio, atacando con fiereza la llave y anotando los tiros que tuvo en soledad. Una figura con enorme presente y mejor futuro. La pieza que será la cara de los Spurs en los años venideros.
La dependencia del Heat con LeBron James. Esta derrota no es en absoluto culpa del astro de Miami Heat. Siempre los grandes jugadores cargan con una cruz de peso desmedido. En estas Finales, LeBron James tuvo que convertirse en jugador unilateral porque sus compañeros estuvieron fuera de foco. Dwyane Wade, LeBron James, Mario Chalmers,y Norris Cole estuvieron fuera de sintonía. LeBron no tuvo compañía. James es brillante, pero esto es un deporte de equipo. Así es y así será por siempre.
Patty Mills como hombre para abrir la llave. La defensa del Heat, en las Finales de 2013, flotaba ante Tony Parker para evitar que se meta con facilidad en la pintura. Así, todos quedaban hundidos y complicaban a los Spurs en su camino a la llave. Patty Mills fue amenaza y realidad- con su tiro a distancia; eso permitió que todo se haga más abierto y más fluido para los Spurs, con puntos de penetraciones o con descargas a tiradores apostados. El base australiano, que el año pasado sólo agitaba la toalla vestido de civil, fue clave en este título de San Antonio, el quinto de su historia. Otra vez, la mano de Popovich.
La rotación de Gregg Popovich. El entrenador de los Spurs quitó del tablero a Erik Spoelstra. Le ganó la batalla de ajedrecistas por kilómetros de distancia, dándole una lección que le servirá para su carrera. Esa rotación fluida, que nació en la temporada regular, terminó dando sus frutos al final de la campaña. Correr para que no se estacione la defensa del Heat, movimiento de balón recurrente, tiros a distancia, defensa perimetral intensa con rotaciones y ayudas efectivas. El desgaste de Miami fue mucho mayor al de San Antonio. Boris Diaw, Tiago Splitter, Danny Green, Leonard y Mills son inventos creados en el laboratorio de Popovich. Jugadores extraordinarios desarrollados bajo el sello de este entrenador inolvidable.
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