El primera base dominicano de los Angelinos era en ese entonces jugador de Maple Woods Community College en Kansas City, aún tratando de convertirse en el bateador que ha sido en las Grandes Ligas. De su parte, Gwynn estaba en los últimos años de su propia carrea digna del Salón de la Fama.
Entonces, Pujols veía la cinta con frecuencia, esperando aprender lo más posible de un maestro.
"Tomé muchas notas de eso", dijo Pujols al comentar sobre Gwynn, quien falleció el lunes del cáncer en una glándula salival a los 54 años.
"Fue un día trise", agregó el toletero quisqueyano, "no sólo para mí, porque llegué a conocerlo a través de los años, sino también para el béisbol. Perdimos a un gran hombre a una edad joven".
El año de novato de Pujols en Grandes Ligas con los Cardenales-el 2001-fue el último de Gwynn en la Gran Carpa con los Padres. Fueron compañeros del Equipo de Estrellas de la Liga Nacional en el Clásico de Media Temporada, cuando Gwynn fue agregado como integrante de honor de la escuadra del Viejo Circuito en el Safeco Field de Seattle. Casi dos meses después de eso, cuando San Luis y San Diego chocaron por primera vez en aquella temporada regular, Pujols por fin se acercó a Gwynn para hablarle de los videos.
Pero en realidad nunca le habló de bateo.
"No me sentía tan cómodo en mi primer año en la liga", explicó Pujols. "Pero él siempre estaba dispuesto a ayudar a todos los jugadores jóvenes".
Gwynn fue uno de los mejores bateadores de todos los tiempos, compilando 3,141 hits y promedio de por vida de .338. Ganó ocho títulos de bateo y jamás se ponchó más de 40 veces en una temporada.
"Una leyenda", dijo Pujols. "Un bateador increíble. Pero creo que para mí fue mejor persona, con todo lo que logró dentro y fuera del terreno. Lo que ha hecho y lo que hizo en su carrera en San Diego, pues todo eso habla por sí mismo".
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