Sus intenciones están claras: desea abandonar Minnesota Timberwolves porque considera que la organización no podrá crear un plantel competitivo para lograr su objetivo. Le resta un año más de contrato (sería el jugador mejor pagado de la plantilla con 15.7 millones de dólares) y posteriormente pasaría a ser agente libre. Si la gerencia de los T-Wolves, no lo traspasa entre el verano y la ventana de febrero, corren el riesgo de no recibir algo a cambio por el jugador mejor valorado del equipo. Demasiado riesgo. Las opciones son variadas para los de Minnesota y cabe la posibilidad que los fuertes deseos de Love sean una forma de presión. ¿Recuerdan cuando Kobe Bryant pidió a Los Angeles Lakers que le traspasaran en 2007? La gerencia le pidió que tuviera confianza en el proyecto y, ocho meses después, Pau Gasol llegó a un equipo que acabó jugando tres Finales de la NBA al hilo. Kobe ha firmado dos extensiones desde entonces. Es poco probable que Minnesota logre configurar una plantilla capaz de ir a por el anillo a corto plazo. Las opciones de seducir a un agente libre el martes que viene sin realizar un canje son mínimas. Actualmente, y con 14 jugadores en la plantilla, el espacio salarial de los T-Wolves no le dan margen alguno, y el sacrificio para conseguir a un jugador que encaje en el plantel deberá ser mayúsculo. ¿Se imaginan un traspaso de Nikola Pekovic? Sin cuestionar las magníficas aptitudes del centro, su salida podría ayudar a que la gerencia refuerce una plantilla con grandes jugadores pero de balance nefasto. Sin embargo, resultaría una concesión demasiado arriesgada para convencer a un jugador con la determinación de marcharse. Suceda lo que suceda, se marche a otro equipo o no, Love seguiría siendo agente libre en un año, juegue en los T-Wolves o donde sea. Esta situación limita mucho las cosas. El contrato actual del jugador incluye una cláusula en la que Love tiene la opción de renovar otro año más (2015/16) con Minnesota, algo que parece muy poco probable pero que podría servir para garantizar su presencia en el plantel que él elija (y le quiera) durante dos años. Todo dependería de la buena fe de la gerencia de Minnesota y lo que logre a cambio. Esa situación sería parecida a la de Chris Paul cuando dejó los Hornets de Nueva Orleans por Los Angeles Clippers. De esta manera el valor de Love incrementaría y se le garantizaría la posibilidad de formar parte de un equipo propicio para él durante dos años con la idea de firmar una extensión. Después del draft celebrado el jueves pasado, no cabe duda de que los T-Wolves se han reforzado de manera satisfactoria. La profundidad de banquillo se ha visto mejorada gracias a las incorporaciones de Zach LaVine en el puesto número 13 y Glenn Robinson en el 40. Queda la sensación de que el primero podría haber sido top 10 en un draft más flojo que el de este año, mientras que a buen seguro, Robinson habría salido elegido en primera ronda, lo que muestra la capacidad de ambos novatos. Todo indica que, al menos en el caso de LaVine, el anterior escolta de UCLA permanecerá en el equipo durante la liga de verano y que en el equipo cuentan con él. En caso contrario sería una buena moneda de cambio en caso de que hiciera falta. Sobre el papel y por enésimo año al hilo, los T-Woves deberían ser candidatos a jugar los playoffs. Más aún si Love permanece hasta en el equipo de manera parcial o total esta temporada, una posibilidad que aún está abierta. Junto a él, Kevin Martin, el propio Pekovic, Ricky Rubio, Chase Budinger o Corey Brewer son jugadores con aptitudes de sobra para estar en la postemporada. Deberían hacerlo incluso sin Love y con un jugador que venga en un potencial canje. Mientras tanto, a Love no le faltan pretendientes. Golden State Warriors es el que más está sonando con Klay Thompson o Steve Blake como posibles activos. En Denver Nuggets, también están detrás del jugador, aunque es muy difícil que le puedan ofrecer la posibilidad de lograr un campeonato algo que también sucede con Boston Celtics, Cleveland Cavaliers y Phoenix Suns.
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