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lunes, 24 de febrero de 2014
Rusia despide la olimpiada más cara de la historia
6:31 a. m. by LUIS FELIPE ACEVEDO NÙÑEZ
SOCHI, Rusia.
La imagen que se tiene de los rusos es que son gente taciturna. Pues la
ceremonia de clausura de los Juegos de Sochi, la olimpiada más cara de
la historia, sirvió para confirmar que el buen humor existe en la Rusia
de hoy.
En el Estadio Fisht, el grupo de 700
bailarines —ataviados con trajes de color plateado— recreó el fallo de
la gala de inauguración hace dos semanas, cuando uno de los cinco
anillos olímpicos no se pudo encender durante una secuencia de
pirotecnia. El domingo, de manera intencional, los artistas se demoraron
en completar la formación del quinto anillo, provocando risas.
Con Vladimir Putin observando con
orgullo, el último acto de los Juegos de Sochi comenzó con un despliegue
de fuegos artificiales.
Darle una calificación al megaproyecto
del presidente ruso, al montar una olimpiada de invierno en una ciudad
de clima subtropical, no es una tarea fácil.
Los rusos se autoevaluarán con buenas
notas, cumpliendo con el objetivo de su presidente de haberle mostrado
al mundo la pujanza del país, lo mucho que ha avanzado tras el desplome
del comunismo hace dos décadas.
Obviamente, los detractores de Putin
seguirán insistiendo en que Rusia continua retrocediendo en cuanto a los
derechos humanos, con una marcada intolerancia hacia los gays.
Otros apuntarán a las imágenes del
miliciano que le daba latigazos a las chicas de Pussy Riot; las
habitaciones de hotel desocupadas y con agua de color amarillento que
brotaba de los grifos; el revuelo por la orden de matar a los perros
callejeros; la nieve blanda en las pruebas de esquí alpino; y las
excepcionales medidas de seguridad.
Pero nadie puede cuestionar la
espectacularidad de los estadios, las imponentes vistas de los picos en
la cordillera del Cáucaso y que las justas transcurrieron durante 17
días sin incidentes mayores.
"Este el nuevo rostro de Rusia, nuestra
Rusia", proclamó Dmitry Chernyshenko, el director del comité organizador
de los juegos. "Esto es un momento que atesoraremos para las próximas
generaciones".
A Rusia esta fiesta le costó una
monumental factura de 51.000 millones de dólares, cifra que superó los
40.000 millones que China desembolsó para la cita de verano en Beijing
2008.
"Lo que se hizo aquí ha sido asombroso", declaró el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach.
El jerarca del COI quizá se queda corto
al referirse a Sochi, un sitio abandonado en la costa del Mar Negro.
Prácticamente todo en la ciudad y en los complejos vacacionales en sus
montañas es nuevo, con nada que evocara el estilo triste de la era
estalinista.
"Lo que toma décadas en otras partes del
mundo, aquí en Sochi se consiguió en sólo siete años", afirmó Bach en
su discurso de clausura.
Y los rusos extinguieron el evento con
un distintivo y melancólico momento. Un oso gigante —de casi ocho metros
o 26 pies de altura— apagó la llama olímpica con un soplido, tras lo
cual derramó una lágrima de su ojo izquierdo.
En cuanto a lo más destacado de las
competencias, la lista incluye la inesperada victoria de la rusa Adelina
Sotnikova ante la surcoreana Yuna Kim en el patinaje artístico; los dos
oros de la eslovena Tina Maze en el esquí alpino; y la sensacional
campaña de los patinadores de Holanda en el óvalo al acumular una cifra
récord de ocho títulos.
Fue aquí en Sochi donde los noruegos Ole
Einar Bjorndalen y Marit Bjoergem se convirtieron en los atletas
olímpicos de invierno más laureados de la historia, el primero con 13
podios en biatlón y la segunda con 10 en el esquí de fondo.
También se abrieron las puertas para que
las mujeres pudieran intervenir en los saltos con esquíes por primera
vez, y los deportes extremos adquirieron un mayor perfil.
Como olvidar el conmovedor momento
cuando el relevo femenino de Ucrania en biatlón conquistó una medalla de
oro justo cuando su país vivía las horas más violentas de su conflicto
político interno.
Etiquetas:
Estadìsticas
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