Los Dodgers, Piratas e Indios volvieron a los playoffs. Y los Yankees, diezmados por las lesiones, lucharon como campeones y terminando con récord ganador.
Mike Trout se estableció como el mejor pelotero del planeta. Paul Goldschmidt está en esa conversación también. Este año los fanáticos por fin pudieron ver durante un buen tiempo a Andrew McCutchen.
Hay que reconocer lo hecho por Chris Davis, quien tuvo una temporada para el recuerdo. El venezolano Miguel Cabrera también tuvo una campaña brillante-y no fue su primera. Chris Sale sorprendió a todos con su pitcheo, mientras que James Shields cumplió a carta cabal por los Reales.
Los Cardenales volvieron a demostrar que son una franquicia modelo, mientras que una vez más los Rays y los Atléticos enseñaron su gran inteligencia.
Este año vimos estrellas nuevas como los cubanos José Fernández y Yasiel Puig, al igual que Shelby Miller, Evan Gattis, Matt Adams y Chris Archer.
Trout, Manny Machado y el dominicano Starling Marte siguieron progresando a pasos agigantados.
Dos de los mejores managers de la historia, Jim Leyland y Davey Johnson, dijeron adiós.
Mike Matheny demostró que la experiencia en la cueva no es tan necesaria como habíamos pensado. Los gerentes generales buscan en un piloto cualidades como conocimiento, ambición, la habilidad de lidiar con los peloteros y una buena ética de trabajo.
Hubo de todo un poco. Los Rays fueron prácticamente invencibles durante un mes. Los Dodgers tuvieron dos meses cerca de la perfección. En diferentes momentos, los Cardenales, Bravos, Tigres, Atléticos y Rangers lucieron como el mejor equipo de Grandes Ligas.
Pero al final, fueron los Medias Rojas que alzaron el trofeo de la Serie Mundial, para culminar una temporada que fue mágica para los bostonianos.
Lo mejor es que nadie veía venir eso. Nadie. Hasta la gente que manda en los Medias Rojas no sabía qué tan competitivo sería el equipo.
Entre los "expertos", el consenso era que Boston estaría cerca del sótano del Este de la Liga Americana. Los Patirrojos venían de perder 93 juegos en el 2012, su peor campaña en 47 años.
El gerente general Ben Cherington quería cierta clase de pelotero, con carácter además de talento.
Jonny Gomes fue uno de esos muchachos. Mike Napoli fue otro. David Ross, Ryan Dempster, Shane Victorino y Stephen Drew llegaron para cambiar el rostro del equipo.
Tal vez la decisión más importante de Cherington haya sido la de traer de regreso a Boston a John Farrell, quien después de ser coach de pitcheo del equipo había dirigido a los Azulejos durante dos años. Farrell, nombrado manager de los Medias Rojas hace un año, trajo firmeza, organización, capacidad y honestidad a un puesto que puede ser tan difícil como cualquiera en las Grandes Ligas.
Desde los entrenamientos, se notaba que sería diferente el ambiente en los Medias Rojas. El equipo sería del dominicano David Ortiz y Dustin Pedroia. Y los peloteros seguirían los lineamientos de Farrell.
Ahora bien, hacía falta más que un simple cambio de actitud para que Boston mejorara. Eran necesarios grandes temporadas de los pitchers Jon Lester y John Lackey, además del toletero Ortiz. Jacoby Ellsbury tenía que mantenerse en salud.
De darse todo eso, los Medias Rojas tendrían posibilidades de dar la pelea. Así mismo fue.
Lackey y Lester se vieron tremendos, ganando 25 juegos entre ellos y combinándose para lanzar 402.0 innings. Ortiz conectó 30 jonrones. Napoli dio 23. Ellsbury se robó 52 bases. Pedroia bateó .301. Y Boston encabezó las Grandes Ligas en bases robadas.
Los Medias Rojas perdieron a dos cerradores, Andrew Bailey y Joel Hanrahan. Pero Koji Uehara dio la cara y fue el mejor taponero de la Liga Americana, permitiendo una sola carrera limpia durante los últimos tres meses de la campaña.
La temporada tuvo otro matiz, por supuesto. Las bombas estalladas durante el Maratón de Boston fueron un tremendo golpe para la ciudad. Los jugadores y coaches de los Patirrojos visitaron los hospitales, llevaron las víctimas a los juegos e hicieron todo lo que deben hacer los ciudadanos prominentes de una comunidad.
Los Medias Rojas llegaron a representar a Boston de una manera en que pocos equipos lo hacen.
Los Patirrojos impartieron muchas lecciones sobre cómo construir un roster y lo demás. Su campeonato fue el toque final en una campaña en que cumplieron en casi todo.
Fue una temporada espectacular y especial. No será olvidada.
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