Es cierto que su rival no pareció tener la suficiente jerarquía como para luchar de igual a igual, pero también es verdad que el campeón se mostró en buena forma, con gran estado físico y la potencia suficiente como para conmover a un rival 16 años más joven que él.
Narváez fue más agresivo desde el arranque de la pelea. Se mostró en control en los primeros rounds, tomando el centro del ring e imponiendo condiciones con combinaciones rápidas para someter a un contrincante que jamás pudo encontrarle la vuelta a su velocidad.
Un par de golpes francos en los primeros tres rounds -incluso el retador tocó la lona durante el primer asalto, aunque el árbitro consideró que se trató de un tropezón y no de una caída provocada por un golpe del local- dejaron claro cuál sería el panorama para el resto de la velada.
En la sexta vuelta, el campeón derribó a Carmona con un zurdazo al plexo. Parecía que la pelea se terminaba, pero el mexicano se sobrepuso y logró continuar.
La tónica, sin embargo, no cambió. El campeón siguió dominando y en el séptimo round, tras una paliza del argentino frente a un contrincante que ya no presentaba oposición, el rincón del retador decidió tirar la toalla.
Con este triunfo, el campeón argentino estiró su récord a 41 peleas ganadas, con 22 KO, con apenas 1 derrota y 2 empates. El retador, campeón mundial juvenil de la OMB con sólo 22 años quedó con un historial de 16 victorias, 2 derrotas y 4 empates, con 8 KO.
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