Lejos de la falta de ritmo evidenciada en Viña y San Pablo, el ex N°1 del mundo jugó un partido perfecto, encontró siempre la profundidad necesaria para incomodar a Ferrer y tuvo una variedad de golpes y ángulos sencillamente incontrolable para quien llegaba como máximo preclasificado y vigente tricampeón.
En el primer set, Nadal no dejó que Ferrer tuviera siquiera un "game point"; 27-13 fue el registro de puntos a favor del manacorí en esa manga.
En el segundo parcial, el reciente campeón del ATP de Buenos Aires amenazó con meterse en el partido, ganando su primer juego en el encuentro y forzando consecutivamente un break point en 1-2. Pero Nadal salió airoso de esa situación y sin aminorar la marcha liquidó la historia en solo 65 minutos.
"Felicito a David por lo que está haciendo en estos años. Lo siento por esta final. Fue uno de los mejores partidos que he jugado en los últimos tiempos", afirmó Nadal tras el partido. "Si tengo que perder así con alguien, que sea con él. Me alegro que esté de vuelta aunque me haya fulminado", devolvió Ferrer, que se quedó en la puerta de igualar el récord del austríaco Thomas Muster, campeón en México cuatro años seguidos.
Así, el historial entre ambos quedó ahora con 17 victorias para el mallorquín y apenas cuatro para Ferrer; sobre polvo de ladrillo, la ventaja es de 14-1 para Rafa. El único triunfo del valenciano sobre esa superficie se dio en 2004, con una versión de Nadal de 18 años y todavía ningún título ATP.
Para Nadal fue además su segunda consagración en Acapulco: ya había sido campeón en 2005, cuando sumaba recién su tercera corona en el circuito. En aquel momento, comenzaba a hacerse un nombre en el tenis. Ocho años después, vuelve por más.
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