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miƩrcoles, 14 de noviembre de 2012
El nuevo desastre de Miami
5:23 p. m. by LUIS FELIPE ACEVEDO NĆĆEZ
NUEVA YORK -- En retrospectiva, la puesta en escena que montaron los
Marlins en el bar del hotel The Carlyle en Manhattan para seducir a JosƩ
Reyes fue desalmada.
Jeffrey Loria, el vilipendiado dueƱo de la franquicia de Miami,
impresionĆ³ al campocorto al sacarse el abrigo y mostrarle la nueva
camiseta con el apellido del dominicano.
Reyes se tragĆ³ por completo la promesa de los Marlins y dijo adiĆ³s a los
Mets de Nueva York para firmar por 106 millones de dĆ³lares y seis aƱos.
La fe de Reyes fue tan ciega que acatĆ³ las reglas del club al recortarse
el pelo. TambiĆ©n firmĆ³ un contrato sin una clĆ”usula para vetar canjes,
con el grueso de los salarios reservados para las Ćŗltimas temporadas.
Cuesta preservar algo perdurable de lo que hizo Reyes en lo que fue un efĆmero paso por el sur de la Florida.
Apenas un aƱo despuƩs de causar revuelo con sus inversiones en agentes
libres, los Marlins desmantelan el equipo --por tercera vez en 15 aƱos--
y muchos se preguntan si este ha sido el timo perfecto.
Los Marlins se desprendieron de Reyes, el as derecho Josh Johnson y el
zurdo Mark Buehrle en una transacciĆ³n con los Azulejos de Toronto en la
que recibirƔn a los torpederos cubanos Yunel Escobar y Adeiny
HechaverrĆa dentro de un pelotĆ³n de prospectos. Escobar es el mismo que
al final de la pasada temporada protagonizĆ³ un papelĆ³n al ser
sorprendido pintƔndose una frase despectiva a los gays bajo los ojos.
El canje aĆŗn no ha sido oficializado por los equipos, que ultiman unos
cuantos flecos, mientras se aguarda la aprobaciĆ³n del comisionado de las
Grandes Ligas y los jugadores se someten a los reconocimientos mƩdicos.
Lo habitual.
Pero las reacciones al mismo han sido de profundo rechazo, inclusive en su propio seno.
Giancarlo Stanton, el joven toletero con un salario que no pasa del
medio millĆ³n de dĆ³lares y que ahora queda como lo Ćŗnico pasable para ir a
ver a los Marlins, descargĆ³ su furia en Twitter al conocer la noticia.
Empleando una palabra de fuerte calibre, Stanton afirmĆ³ que estaba furioso por el acuerdo: "AsĆ de simple", dijo.
Hace un aƱo, los Marlins eran el equipo devorador de agentes libres.
Desembolsaron 191 millones para adquirir a Reyes, Buehrle y el cerrador
Heath Bell. Hasta estuvieron en la puja por Albert Pujols, pero el
primera base dominicano exhibiĆ³ sensatez cuando no le dieron la clĆ”usula
de veto a canjes y optĆ³ por los Angelinos de Los Angeles. Ozzie GuillĆ©n
llegĆ³ procedente de Chicago para tomar las riendas en lo que se
mercadeĆ³ como una era esplendorosa del bĆ©isbol en Miami en su nuevo
estadio en la PequeƱa Habana. Showtime desembarcĆ³ para producir un
"reality" sobre el equipo.
Lo que tenĆa salir mal, pues saliĆ³ mal, y no se trata necesariamente esa
estrafalaria estatua con flamencos colocada en el jardĆn central para
celebrar jonrones en el estadio bajo techo. Los Marlins perdieron en el
partido inaugural de la campaƱa regular, en el que Loria extraƱamente se
hizo acompaƱar en el terreno de juego con Muhamad AlĆ, tal vez para
evitar que lo abucheasen.
Reyes comenzĆ³ flojo. Bell perdiĆ³ su condiciĆ³n de cerrador tras malograr
muchos rescates. Hanley RamĆrez fue mĆ”s de lo mismo, la sombra de un ex
campeĆ³n de bateo. GuillĆ©n fue suspendido por el equipo tras ocurrĆrsele
elogiar a Fidel Castro en la ciudad del exilio cubano.
Los reveses empezaron a acumularse hasta alcanzar los 93 y terminar Ćŗltimos en el Este de la Liga Nacional.
Y la depuraciĆ³n comenzĆ³ en julio, todavĆa en plena temporada. RamĆrez
fue enviado a los Dodgers, mientras que el derecho AnĆbal SĆ”nchez y el
intermedista Omar Infante pasaron a Detroit. Al finalizar la campaƱa,
Bell fue enviado a Arizona. El venezolano GuillĆ©n regresĆ³ de unas
vacaciones en EspaƱa para ser despedido.
Todo fue un timo que ni siquiera durĆ³ el aƱo.
Loria y sus ejecutivos insistĆan que mudarse al centro de Miami, con un
estadio de bĆ©isbol como tal, permitirĆa a los Marlins tener un modelo de
negocio para prosperar.
Pero el Marlins Park no sirviĆ³ de mucho, al promediar 27.400 fanĆ”ticos
por juego y algo mƔs de 2,2 millones en total. Su estimado era de
rebasar los 3 millones. Quedaron 12dos entre los 16 equipos de la
Nacional en concurrencia.
Los Marlins quieren retomar su viejo modelo, esencialmente con una de las nĆ³minas de salarios mĆ”s bajas en las mayores.
Gracias a los contratos de televisiĆ³n y la reparticiĆ³n de ingresos entre
los 30 clubes, Loria puede asegurarse una ganancia el prĆ³ximo aƱo. AsĆ
de simple, como dice Stanton.
El problema es cĆ³mo harĆ”n para contentar a la aficiĆ³n en Miami, ciudad
que tuvo que poner casi dos tercios de los fondos para la construcciĆ³n
del estadio.
¿CuĆ”l es el estĆmulo para que un fanĆ”tico de los Marlins --muchos se
rĆen cuando se dice eso-- acuda a ver a un club que por tercera vez se
deshace de su talento? Los dueƱos no pueden ahora escudarse con las
justificaciones de que no tienen un estadio apropiado.
¿QuĆ© agente libre se puede atrever a firmar con un equipo que puede desarbolarse de semejante forma?
Esto es un negocio. Esa es la frase que todo pelotero aprende en su
oficio y obviamente los Marlins encontrarƔn los 25 jugadores que se
necesitan para tener un roster.
Algunos dirƔn que los prospectos que han adquirido rendirƔn dentro de
unos cuantos aƱos, pero es fƔcil vislumbrar que serƔn canjeados apenas
alcancen el tipo de valor que Loria no tolera.
Tal vez, ha llegado el momento de explorar la idea de vender el equipo a otros individuos o mudarlo a otro lugar.
Etiquetas:
Grandes Ligas
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