En definitiva, los Lakers están ocupando todos los titulares, algo que ha relegado a Clippers al ostracismo; a la penumbra de la que parecían haber salido en la campaña pasada con las incorporaciones de Chris Paul y Chauncey Billups, y la presencia de Blake Griffin.
Hace unos meses, las esperanzas de los aficionados a los Clippers eran las de ponerse a la altura de los Lakers, tratar de dar un giro a la historia con un rival que no ganaba un campeonato desde el 2010 y que vio cómo el legendario coach, Phil Jackson, abandonaba la nave una año más tarde envuelto en un mar de críticas luego de caer en las semifinales de la Conferencia Oeste ante Dallas Mavericks en una vergonzante serie.
El eterno segundo equipo de la ciudad avivó su moral al ver que los fichajes estrella llegaron de su lado hace ahora un año, no por parte de los de siempre, los Lakers. Arribó Billups y su fichaje arrastró a Paul a la franquicia. El sueño del cambio de ciclo rondaba la mente de los más optimistas, y las diferencias no fueron tantas tras comprobar que la hegemonía de Oklahoma City Thunder y San Antonio Spurs en el Oeste pudo con los dos equipos angelinos por igual hace pocos meses.
Las incorporaciones de Lamar Odom, Jamal Crawford y Grant Hill en los Clippers este verano tocaron la campana de nuevo y el deseo de superar a los Lakers volvió a aparecer. Entonces llegó Nash y, semanas después, Howard. Las expectativas altivas mermaron y ya nadie en LA parece hablar del papel que podrán desempeñar los pupilos de Vinny Del Negro esta campaña. La historia parece haberles colocado en el lugar en el que han permanecido durante décadas y el orden natural de un plantel favorito y otro aspirante resulta intacto.
¿Acaso todas las esperanzas que tuvieron los Clippers el año pasado fueron un oasis en su larga existencia? Sí. ¿Significa que es justo que una plantilla potencialmente imbatible relegue a sus vecinos a un segundo plano de nuevo? Sí. ¿Tienen los Clippers menos opciones de llegar lejos en el Oeste? Definitivamente, sí.
Los Nash-Bryant-Gasol-Howard serán un muro difícil de escalar para Paul-Hill-Odom-Billups-Griffin, y es que se da un hecho particular: es probable que ambos conjuntos tengan la mejor plantilla de los últimos años. Aun así, las diferencias entre ellos son abismales.
La experiencia es la piedra angular de los dos, pero el cóctel se antoja letal en los Lakers. ¿Debería este hecho acomplejar a los Clippers? No. ¿Acaso el volver a ser los segundones les perjudica? No del todo. ¿Deberían dar por perdida la batalla con los Lakers? De ninguna manera.
Más sobre los Lakers
Para más noticias, notas y análisis de los Lakers, échale un ojo al blog de los Lakers. Blog
Entre todos los argumentos que relegan a los Clippers a un segundo plano, hay uno que les conviene sobremanera. El hecho de que los Lakers se hayan reforzado de una manera tan sólida ha quitado presión a sus rivales. Ya no es un imperativo superar a los Lakers, porque el cartel de imbatibles les da credenciales para caer con honor; en cambio, si se diera el caso de un enfrentamiento en la postemporada entre ambos equipos, una victoria sobre los todopoderosos Lakers valdría doble por todo lo que conlleva vencer a un plantel renovado con buen gusto y a golpe de talonario.
El factor sorpresa siempre es positivo y en ese terreno se deberían de mover los Clippers. En las arenas movedizas de aprovechar un quinteto renovado gracias a Hill, Odom, y un Billups que se perdió buena parte de la temporada pasada al lesionarse en febrero y los infalibles Paul y Griffin. Es una realidad que los Clippers apuntan maneras de cara al 2013, que el equipo se ha reforzado notablemente con respecto a la campaña anterior y que ahora son más competitivos que antes. Los Lakers ocuparán titulares por activa y por pasiva, por un juego en equipo que promete; los Clippers, en cambio, podrán crecer a base de actuaciones individuales.
Tal y como están las cosas, los Clippers son igual de segundones que siempre; sí. Pero nunca antes les había quedado tan bien este rol de desfavorecidos de lujo. Porque eso es lo que son, un plantel renovado con ganas de crecer y plantar cara a cualquier equipo. Con sus limitaciones y virtudes; con sus refuerzos significativos y todo el trabajo del mundo por hacer para que la diferencia con sus eternos rivales de los Lakers no sean tan amplias.
Hace unos meses, las esperanzas de los aficionados a los Clippers eran las de ponerse a la altura de los Lakers, tratar de dar un giro a la historia con un rival que no ganaba un campeonato desde el 2010 y que vio cómo el legendario coach, Phil Jackson, abandonaba la nave una año más tarde envuelto en un mar de críticas luego de caer en las semifinales de la Conferencia Oeste ante Dallas Mavericks en una vergonzante serie.
El eterno segundo equipo de la ciudad avivó su moral al ver que los fichajes estrella llegaron de su lado hace ahora un año, no por parte de los de siempre, los Lakers. Arribó Billups y su fichaje arrastró a Paul a la franquicia. El sueño del cambio de ciclo rondaba la mente de los más optimistas, y las diferencias no fueron tantas tras comprobar que la hegemonía de Oklahoma City Thunder y San Antonio Spurs en el Oeste pudo con los dos equipos angelinos por igual hace pocos meses.
Las incorporaciones de Lamar Odom, Jamal Crawford y Grant Hill en los Clippers este verano tocaron la campana de nuevo y el deseo de superar a los Lakers volvió a aparecer. Entonces llegó Nash y, semanas después, Howard. Las expectativas altivas mermaron y ya nadie en LA parece hablar del papel que podrán desempeñar los pupilos de Vinny Del Negro esta campaña. La historia parece haberles colocado en el lugar en el que han permanecido durante décadas y el orden natural de un plantel favorito y otro aspirante resulta intacto.
¿Acaso todas las esperanzas que tuvieron los Clippers el año pasado fueron un oasis en su larga existencia? Sí. ¿Significa que es justo que una plantilla potencialmente imbatible relegue a sus vecinos a un segundo plano de nuevo? Sí. ¿Tienen los Clippers menos opciones de llegar lejos en el Oeste? Definitivamente, sí.
Los Nash-Bryant-Gasol-Howard serán un muro difícil de escalar para Paul-Hill-Odom-Billups-Griffin, y es que se da un hecho particular: es probable que ambos conjuntos tengan la mejor plantilla de los últimos años. Aun así, las diferencias entre ellos son abismales.
La experiencia es la piedra angular de los dos, pero el cóctel se antoja letal en los Lakers. ¿Debería este hecho acomplejar a los Clippers? No. ¿Acaso el volver a ser los segundones les perjudica? No del todo. ¿Deberían dar por perdida la batalla con los Lakers? De ninguna manera.
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Entre todos los argumentos que relegan a los Clippers a un segundo plano, hay uno que les conviene sobremanera. El hecho de que los Lakers se hayan reforzado de una manera tan sólida ha quitado presión a sus rivales. Ya no es un imperativo superar a los Lakers, porque el cartel de imbatibles les da credenciales para caer con honor; en cambio, si se diera el caso de un enfrentamiento en la postemporada entre ambos equipos, una victoria sobre los todopoderosos Lakers valdría doble por todo lo que conlleva vencer a un plantel renovado con buen gusto y a golpe de talonario.
El factor sorpresa siempre es positivo y en ese terreno se deberían de mover los Clippers. En las arenas movedizas de aprovechar un quinteto renovado gracias a Hill, Odom, y un Billups que se perdió buena parte de la temporada pasada al lesionarse en febrero y los infalibles Paul y Griffin. Es una realidad que los Clippers apuntan maneras de cara al 2013, que el equipo se ha reforzado notablemente con respecto a la campaña anterior y que ahora son más competitivos que antes. Los Lakers ocuparán titulares por activa y por pasiva, por un juego en equipo que promete; los Clippers, en cambio, podrán crecer a base de actuaciones individuales.
Tal y como están las cosas, los Clippers son igual de segundones que siempre; sí. Pero nunca antes les había quedado tan bien este rol de desfavorecidos de lujo. Porque eso es lo que son, un plantel renovado con ganas de crecer y plantar cara a cualquier equipo. Con sus limitaciones y virtudes; con sus refuerzos significativos y todo el trabajo del mundo por hacer para que la diferencia con sus eternos rivales de los Lakers no sean tan amplias.
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