Así pues, la tradicional competición deportiva cuenta, como mínimo, con tres mil años de historia y se organizaba cada cuatro años. Aunque cabe destacar la posibilidad de que estos Juegos se remontaran a una época aun más lejana en el tiempo, ya que existen indicios en distintas leyendas que apuntan a que, sin ser oficiales ni estar registradas, sí se celebraban competiciones antes de las celebradas en el año 776 A.C.
La tradicional competición deportiva cuenta, como mínimo, con tres mil años de historia y se organizaba cada cuatro años. Aunque cabe destacar la posibilidad de que estos Juegos Olímpicos se remontaran a una época aun más lejana en el tiempo, ya que existen indicios en distintas leyendas que apuntan a que, sin ser oficiales ni estar registradas, sí se celebraban competiciones antes de las celebradas en el año 776 A.C.
Ya en aquella inauguración de finales del siglo octavo antes de Cristo, celebrada al pie del monte Kronion, se reunieron diferentes atletas procedentes de distintas regiones de Grecia que competían entre sí, descalzos y sin ropa, en diversas especialidades deportivas de la época.
Los participantes debían ser hombres y ciudadanos griegos. Además, debían llegar treinta días antes del comienzo de las Olimpiadas a la ciudad Griega de Elís, a muy poca distancia de Olimpia, para entrenar y someterse a supervisiones y un régimen severo de disciplina deportiva. En cuanto acababa este entrenamiento, más las correspondientes supervisiones, los deportistas partían hacia Olimpia. Una vez allí, eran testigos de las diferentes tradiciones religiosas previas y pasaban por ciertos controles para determinar si eran deportistas validos para aquel certamen, las normas fueron cambiando con el tiempo y el certamen fue creciendo. Tanto es así que los años dorados de este antecedente de los Juegos Olímpicos modernos, localizados entre el siglo V y el IV a.C., fueron protagonizados por distintos atletas procedentes de diversas partes del mediterráneo. Esto acabó obligando a ampliar las instalaciones, además de cambiar normas para adecuarlas a los nuevos tiempos. De esta manera se produjo un cambio importante en los valores por los que los Juegos Olímpicos fueron creados. En un primer momento los participantes de estas competiciones tenían la ambición de servir a los dioses olímpicos y a su reino con su propio esfuerzo.
Nueva mentalidad
Esto cambió y los participantes empezaron a entrenarse a conciencia para competir, profesionalizando de esta manera las competiciones de los Juegos Olímpicos. De ésta manera se le empezó a restar importancia a los otros factores y valores que desde su creación habían tenido implícitos.
Éste evento dejó de ser importante por su tradición cultural-religiosa para pasar a ser una competición profesional.
Sin embargo, entre el siglo III y II a.C., con las conquistas de Roma, Grecia, los griegos y las olimpiadas dejaron paulatinamente de tener sentido.
El interés que estas prácticas deportivas y estas competiciones tenían en el pasado, dejaron de tenerlas, como si de una moda se tratase, para ser substituidos por otros lujos y costumbres romanas.
Finalmente fue Teodosio I el Grande, Emperador Romano, quien acabó por abolir las Olimpiadas en el año 394 d.C. Teodosio consideraba los Juegos Olímpicos como un festival pagano y ésta fue la causa de la abolición. Hasta entonces se llegaron a celebrar 293 olimpiadas estando en activo durante aproximadamente 1200 años.
Juegos Olímpicos modernos: El renacer
Después de un intento de reponer los Juegos Olímpicos en Grecia, a cargo de Evangelos Zappas, que fracasó estrepitosamente debido al poco entusiasmo que despertaba el evento a mediados del siglo XIX, los Juegos Olímpicos renacieron de forma definitiva en Grecia. Rescatados y reorganizados por el Barón de Coubertin en el año 1896, quien agradeció mucho el esfuerzo realizado por Zappas casi cuarenta años antes. Consideró a posteriori que la gesta de Zappas había sido muy importante para que él se interesara por la reorganización definitiva de los Juegos.
Coubertin hizo un importante trabajo. En primer lugar por realizar un buen proyecto que vendió de forma exquisita, primeramente a la Unión Deportiva y Atlética de París y más tarde al resto de estamentos y países del mundo. De todos ellos recibió el máximo de los respaldos posibles. De esta manera se establecieron poco a poco las nuevas reglas y los nuevos valores que perseguían las olimpiadas. Se acordó que sería una competición en la que podrían participar todos los países del Mundo. Se creó el Comité Olímpico Internacional (COI) el cual ya se estableció en Lausana, Suiza.
Éste se nutria de representantes de doce países procedentes de distintas partes del mundo. Y se decidió que las ediciones de estos nuevos Juegos Olímpicos se organizaran cada cuatro años.
Cosas nuevas
Por último, cabe destacar la gran acogida que han tenido estos Juegos Olímpicos Modernos. Tanto es así que, durante el siglo XX, se decidió establecer, suplementariamente a los ya tradicionales Juegos Olímpicos de verano, dos nuevas competiciones olímpicas. En primer lugar, en el año 1924, unos Juegos Olímpicos de invierno, para los deportes de nieve o hielo.
Y en segundo lugar, en 1960, unas Paralimpiadas, dedicadas a las competiciones de los deportistas discapacitados.
Cabe destacar la suspensión de dos de sus ediciones, la VI y la XIII. La primera la del año 1916 que se iba a celebrar en Berlín (Alemania) y que fue suspendida por la irrupción de la Primera Guerra Mundial.
La segunda edición suspendida fue a causa de la Segunda Guerra Mundial e iba a ser celebrada en el año 1944 en Londres (Reino Unido).
La tradicional competición deportiva cuenta, como mínimo, con tres mil años de historia y se organizaba cada cuatro años. Aunque cabe destacar la posibilidad de que estos Juegos Olímpicos se remontaran a una época aun más lejana en el tiempo, ya que existen indicios en distintas leyendas que apuntan a que, sin ser oficiales ni estar registradas, sí se celebraban competiciones antes de las celebradas en el año 776 A.C.
Ya en aquella inauguración de finales del siglo octavo antes de Cristo, celebrada al pie del monte Kronion, se reunieron diferentes atletas procedentes de distintas regiones de Grecia que competían entre sí, descalzos y sin ropa, en diversas especialidades deportivas de la época.
Los participantes debían ser hombres y ciudadanos griegos. Además, debían llegar treinta días antes del comienzo de las Olimpiadas a la ciudad Griega de Elís, a muy poca distancia de Olimpia, para entrenar y someterse a supervisiones y un régimen severo de disciplina deportiva. En cuanto acababa este entrenamiento, más las correspondientes supervisiones, los deportistas partían hacia Olimpia. Una vez allí, eran testigos de las diferentes tradiciones religiosas previas y pasaban por ciertos controles para determinar si eran deportistas validos para aquel certamen, las normas fueron cambiando con el tiempo y el certamen fue creciendo. Tanto es así que los años dorados de este antecedente de los Juegos Olímpicos modernos, localizados entre el siglo V y el IV a.C., fueron protagonizados por distintos atletas procedentes de diversas partes del mediterráneo. Esto acabó obligando a ampliar las instalaciones, además de cambiar normas para adecuarlas a los nuevos tiempos. De esta manera se produjo un cambio importante en los valores por los que los Juegos Olímpicos fueron creados. En un primer momento los participantes de estas competiciones tenían la ambición de servir a los dioses olímpicos y a su reino con su propio esfuerzo.
Nueva mentalidad
Esto cambió y los participantes empezaron a entrenarse a conciencia para competir, profesionalizando de esta manera las competiciones de los Juegos Olímpicos. De ésta manera se le empezó a restar importancia a los otros factores y valores que desde su creación habían tenido implícitos.
Éste evento dejó de ser importante por su tradición cultural-religiosa para pasar a ser una competición profesional.
Sin embargo, entre el siglo III y II a.C., con las conquistas de Roma, Grecia, los griegos y las olimpiadas dejaron paulatinamente de tener sentido.
El interés que estas prácticas deportivas y estas competiciones tenían en el pasado, dejaron de tenerlas, como si de una moda se tratase, para ser substituidos por otros lujos y costumbres romanas.
Finalmente fue Teodosio I el Grande, Emperador Romano, quien acabó por abolir las Olimpiadas en el año 394 d.C. Teodosio consideraba los Juegos Olímpicos como un festival pagano y ésta fue la causa de la abolición. Hasta entonces se llegaron a celebrar 293 olimpiadas estando en activo durante aproximadamente 1200 años.
Juegos Olímpicos modernos: El renacer
Después de un intento de reponer los Juegos Olímpicos en Grecia, a cargo de Evangelos Zappas, que fracasó estrepitosamente debido al poco entusiasmo que despertaba el evento a mediados del siglo XIX, los Juegos Olímpicos renacieron de forma definitiva en Grecia. Rescatados y reorganizados por el Barón de Coubertin en el año 1896, quien agradeció mucho el esfuerzo realizado por Zappas casi cuarenta años antes. Consideró a posteriori que la gesta de Zappas había sido muy importante para que él se interesara por la reorganización definitiva de los Juegos.
Coubertin hizo un importante trabajo. En primer lugar por realizar un buen proyecto que vendió de forma exquisita, primeramente a la Unión Deportiva y Atlética de París y más tarde al resto de estamentos y países del mundo. De todos ellos recibió el máximo de los respaldos posibles. De esta manera se establecieron poco a poco las nuevas reglas y los nuevos valores que perseguían las olimpiadas. Se acordó que sería una competición en la que podrían participar todos los países del Mundo. Se creó el Comité Olímpico Internacional (COI) el cual ya se estableció en Lausana, Suiza.
Éste se nutria de representantes de doce países procedentes de distintas partes del mundo. Y se decidió que las ediciones de estos nuevos Juegos Olímpicos se organizaran cada cuatro años.
Cosas nuevas
Por último, cabe destacar la gran acogida que han tenido estos Juegos Olímpicos Modernos. Tanto es así que, durante el siglo XX, se decidió establecer, suplementariamente a los ya tradicionales Juegos Olímpicos de verano, dos nuevas competiciones olímpicas. En primer lugar, en el año 1924, unos Juegos Olímpicos de invierno, para los deportes de nieve o hielo.
Y en segundo lugar, en 1960, unas Paralimpiadas, dedicadas a las competiciones de los deportistas discapacitados.
Cabe destacar la suspensión de dos de sus ediciones, la VI y la XIII. La primera la del año 1916 que se iba a celebrar en Berlín (Alemania) y que fue suspendida por la irrupción de la Primera Guerra Mundial.
La segunda edición suspendida fue a causa de la Segunda Guerra Mundial e iba a ser celebrada en el año 1944 en Londres (Reino Unido).
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