Guillén, por su parte, manifestó que se siente "arrepentido" y "avergonzado", y se disculpó por haber "herido sustancialmente" no sólo a la comunidad cubana de Miami sino también a la latinoamericana.
"Siento que sí he traicionado a un pueblo latino. Pido perdón con el corazón de la mano y de rodillas, a los cubanos y a los latinos", expresó Guillén en una rueda de prensa que ofreció minutos después que los Marlins anunciaron su castigo.
Sentado detrás de un escritorio frente a una multitud de periodistas, aseguró que sus declaraciones sobre el ex presidente cubano fueron mal traducidas.
"Fue un error personal de la cosa que yo tenía en mi mente y lo que dije", dijo Guillén en un intento por explicar sus declaraciones sobre Castro.
"Lo que quería decir en español lo dije mal en inglés", expresó el venezolano en busca de calmar el escándalo provocado en la comunidad de exiliados anticastristas de Miami, la más numerosa del mundo.
Dijo que quiso decir "que una persona que ha hecho tanto daño en el mundo aún está vivo".
"No lo admiro. Una persona que ha hecho tanto daño no tengo por qué admirar", manifestó Guillén, de 48 años, al ser preguntado sobre sus declaraciones acerca de Castro.
Guillén, quien en el pasado se ha reunido con el líder venezolano Hugo Chávez, le dijo a la revista Time que adora a Castro y lo respeta por mantenerse en el poder por tanto tiempo.
Al menos dos funcionarios locales manifestaron que Guillén debería renunciar a su cargo, mientras que unas 100 personas protestaban a los gritos en contra de Guillén a las afueras del estadio de los Marlins en la Pequeña Habana.
El presidente del equipo, David Samson, afirmó que no pensaron en despedir al venezolano ni en pedirle la renuncia.
"Le creemos", expresó Samson. "Creemos en su disculpa. Creemos que todos se merecen una segunda oportunidad".
Guillén dejó a su equipo en Filadelfia y voló a Miami para ofrecer disculpas el martes en el nuevo estadio del club ubicado en un vecindario de cubanos y centroamericanos.
Los Marlins y los Filis tenían su día libre y reanudaban su serie en Filadelfia el miércoles. Guillén indicó que no cobrará su sueldo durante la suspensión, pero Samson manifestó posteriormente que sí recibirá su dinero y lo donará a causas relacionadas con los derechos humanos en Miami.
El escándalo surgió poco después que los Marlins inauguraron su nuevo estadio la semana pasada. La construcción de más de 600 millones de dólares fue solventada principalmente con dinero de los contribuyentes, y el equipo está intentando reconquistar a sus fanáticos con la ayuda de la numerosa población cubano-estadounidense del sur de la Florida.
Guillén, cuyos comentarios han causado revuelo en otras oportunidades, se había disculpado el fin de semana por sus declaraciones, pero muchos cubanos-estadounidenses continuaban enojados.
Las autoridades cubanas no respondieron de manera inmediata un pedido de la AP para que efectuaran comentarios.
Frente a las puertas de acceso al estadio una multitud pedía el retiro de Guillén, mientras el manager ofrecía sus disculpas ante la prensa. Dos helicópteros sobrevolaban el área.
Portando banderas cubanas y estadounidenses, los manifestantes gritaban "que se vaya, que se vaya", "que lo boten, que lo boten", al compás de fuertes sirenas. Muchos de ellos levantaban carteles que decían "Guillén vete para Cuba a dirigir el team (equipo) de Cuba por $25 al mes. Comunista", "Persona no grata" y "Sin disculpas. Despídanlo ahora".
"Me parece que está lleno de hipocresía. Debía haber pensado más lo que decía", expresó Luis Martínez, un jubilado de origen cubano que levantaba con sus manos una bandera estadounidense enorme.
"No le acepto ningún tipo de perdón. Deberían botarlo", manifestó el hombre de 85 años, que vive en Miami desde finales de la década de 1950.
La suspensión tiene efecto "inmediato", señalaron los Marlins.
"Los Marlins reconocen la seriedad de las declaraciones atribuidas a Guillén. El dolor y el sufrimiento causado por Fidel Castro no puede ser minimizado, especialmente en una comunidad llena de víctimas de la dictadura", indicó el comunicado de un párrafo.
En la rueda de prensa, que transcurrió durante cerca de una hora principalmente en español, dijo que acudirá al estadio para disculparse con sus jugadores, pero no estará en el dugout. El puertorriqueño Joey Cora, coach de banca, será el manager interino.
"Nunca en mi vida había sufrido tanto ... nunca en mi vida había llorado tanto", aseguró Guillén.
Refiriéndose al presidente venezolano, manifestó que "poquito a poco está haciendo el mismo daño a Venezuela que Fidel le hizo a Cuba". Dijo que no comparte su ideología ni es partidario de su política.
En el 2005, Guillén apareció en dos oportunidades en un programa de radio conducido por Chávez. En ese momento, dijo que aunque no mucha gente estaba de acuerdo con el mandatario venezolano, él lo apoyaba.
El martes, sin embargo, aseguró: "Prefiero estar muerto que votar por Chávez".
"Siento que sí he traicionado a un pueblo latino. Pido perdón con el corazón de la mano y de rodillas, a los cubanos y a los latinos", expresó Guillén en una rueda de prensa que ofreció minutos después que los Marlins anunciaron su castigo.
Sentado detrás de un escritorio frente a una multitud de periodistas, aseguró que sus declaraciones sobre el ex presidente cubano fueron mal traducidas.
"Fue un error personal de la cosa que yo tenía en mi mente y lo que dije", dijo Guillén en un intento por explicar sus declaraciones sobre Castro.
"Lo que quería decir en español lo dije mal en inglés", expresó el venezolano en busca de calmar el escándalo provocado en la comunidad de exiliados anticastristas de Miami, la más numerosa del mundo.
Dijo que quiso decir "que una persona que ha hecho tanto daño en el mundo aún está vivo".
"No lo admiro. Una persona que ha hecho tanto daño no tengo por qué admirar", manifestó Guillén, de 48 años, al ser preguntado sobre sus declaraciones acerca de Castro.
Guillén, quien en el pasado se ha reunido con el líder venezolano Hugo Chávez, le dijo a la revista Time que adora a Castro y lo respeta por mantenerse en el poder por tanto tiempo.
Al menos dos funcionarios locales manifestaron que Guillén debería renunciar a su cargo, mientras que unas 100 personas protestaban a los gritos en contra de Guillén a las afueras del estadio de los Marlins en la Pequeña Habana.
El presidente del equipo, David Samson, afirmó que no pensaron en despedir al venezolano ni en pedirle la renuncia.
"Le creemos", expresó Samson. "Creemos en su disculpa. Creemos que todos se merecen una segunda oportunidad".
Guillén dejó a su equipo en Filadelfia y voló a Miami para ofrecer disculpas el martes en el nuevo estadio del club ubicado en un vecindario de cubanos y centroamericanos.
Los Marlins y los Filis tenían su día libre y reanudaban su serie en Filadelfia el miércoles. Guillén indicó que no cobrará su sueldo durante la suspensión, pero Samson manifestó posteriormente que sí recibirá su dinero y lo donará a causas relacionadas con los derechos humanos en Miami.
El escándalo surgió poco después que los Marlins inauguraron su nuevo estadio la semana pasada. La construcción de más de 600 millones de dólares fue solventada principalmente con dinero de los contribuyentes, y el equipo está intentando reconquistar a sus fanáticos con la ayuda de la numerosa población cubano-estadounidense del sur de la Florida.
Guillén, cuyos comentarios han causado revuelo en otras oportunidades, se había disculpado el fin de semana por sus declaraciones, pero muchos cubanos-estadounidenses continuaban enojados.
Las autoridades cubanas no respondieron de manera inmediata un pedido de la AP para que efectuaran comentarios.
Frente a las puertas de acceso al estadio una multitud pedía el retiro de Guillén, mientras el manager ofrecía sus disculpas ante la prensa. Dos helicópteros sobrevolaban el área.
Portando banderas cubanas y estadounidenses, los manifestantes gritaban "que se vaya, que se vaya", "que lo boten, que lo boten", al compás de fuertes sirenas. Muchos de ellos levantaban carteles que decían "Guillén vete para Cuba a dirigir el team (equipo) de Cuba por $25 al mes. Comunista", "Persona no grata" y "Sin disculpas. Despídanlo ahora".
"Me parece que está lleno de hipocresía. Debía haber pensado más lo que decía", expresó Luis Martínez, un jubilado de origen cubano que levantaba con sus manos una bandera estadounidense enorme.
"No le acepto ningún tipo de perdón. Deberían botarlo", manifestó el hombre de 85 años, que vive en Miami desde finales de la década de 1950.
La suspensión tiene efecto "inmediato", señalaron los Marlins.
"Los Marlins reconocen la seriedad de las declaraciones atribuidas a Guillén. El dolor y el sufrimiento causado por Fidel Castro no puede ser minimizado, especialmente en una comunidad llena de víctimas de la dictadura", indicó el comunicado de un párrafo.
En la rueda de prensa, que transcurrió durante cerca de una hora principalmente en español, dijo que acudirá al estadio para disculparse con sus jugadores, pero no estará en el dugout. El puertorriqueño Joey Cora, coach de banca, será el manager interino.
"Nunca en mi vida había sufrido tanto ... nunca en mi vida había llorado tanto", aseguró Guillén.
Refiriéndose al presidente venezolano, manifestó que "poquito a poco está haciendo el mismo daño a Venezuela que Fidel le hizo a Cuba". Dijo que no comparte su ideología ni es partidario de su política.
En el 2005, Guillén apareció en dos oportunidades en un programa de radio conducido por Chávez. En ese momento, dijo que aunque no mucha gente estaba de acuerdo con el mandatario venezolano, él lo apoyaba.
El martes, sin embargo, aseguró: "Prefiero estar muerto que votar por Chávez".
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